En la entrada anterior (DECÁLOGO DE BUENAS PRÁCTICAS PARA EL USO DE LAS TICS), se establecieron una serie de buenas
prácticas que se pueden y deben llevar a cabo para un uso correcto y crítico de
las TIC. Aquí, nos centraremos en cómo podemos incorporar las TIC en espacios
educativos formales, no formales e informales.
Para incorporar la tecnología en
nuestros diseños y actuaciones, debemos atender a diversas cuestiones como
pueden ser los objetivos que se pretenden abordar, el contenido que deberá
trabajarse o las actividades que son reflejo de los objetivos y el contenido.
Entre los distintos elementos, adquieren relevancia los medios didácticos,
estos son, aquellos recursos de los que hace uso le educadore para un propósito
concreto. Los medios didácticos deben cumplir una serie de funciones, como son (Marqués,
2000, cit. en Cacheiro, M., 2011):
- Motivar y despertar el interés.
- Proporcionar información.
- Guiar el aprendizaje mediante la organización de la información, la creación y la aplicación del conocimiento, etc.
- Evaluar los conocimientos y las habilidades.
- Promover situaciones para la observación, la experimentación o la reflexión.
- Promover entornos para la expresión.
Dentro de estos medios, podemos
encontrar tres tipos de recursos que podemos utilizar (Cacheiro, M., 2011):
Recursos TIC de Información:
a partir de estos recursos obtenemos información y datos útiles para la
temática con la que se esté trabajando. Algunos recursos son: la webgrafía que es
bibliografía disponible en la web (artículos, revistas, libros electrónicos,
ponencias…); las enciclopedias virtuales que permiten realizar una búsqueda más
profunda (Wikieducator, Wikiversity, etc.); bases de datos online (ERIC,
Redalyc, Dialnet, etc.); herramientas web 2.0 que permiten crear, compartir y consultar
sobre diversos temas a través de formatos distintos (YouTube, marcadores sociales,
slideshare…).
La sociedad actual dispone de una
gran cantidad de información, puesto que tiene a su disposición fuentes de
datos de acceso directo y en la red. Sin embargo, surgen una serie de cuestiones
entorno a esto, como son la dificultad de saber qué se necesita o cómo
aprovechar la información. Esto pone de manifiesto nuevamente la importancia de
enseñar y ayudar a las personas a realizar un uso adecuado y eficiente.
Recursos TIC de Colaboración:
estos recursos fomentan y permiten participar a las personas en redes de
trabajo. Esto tiene una gran ventaja, ya que el trabajo colaborativo conlleva
reflexión de los recursos existentes y el uso que se les da. En el artículo se
menciona un ejemplo (López y Lorenzo, 2008): se propuso el uso de la
videoconferencia en una intervención escolar hospitalaria como alternativa para
niñes hospitalizades de larga duración, tras reflexionar sobre la ruptura del
aislamiento.
Algunos recursos son: listas de
distribuciones que permiten recibir periódicamente mensajes de correo electrónico
sobre una temática; grupos colaborativos en espacios web que permiten a
personas interesadas reflexionar sobre una misma temática; herramientas web 2.0
que posibilitan crear espacios web compartidos de contenidos y reflexiones
(Blogger, wikis…).
Recursos TIC de aprendizaje: estos
recursos promueven el proceso de adquisición de conocimientos. Algunos ejemplos
son: repositorios de recursos educativos en los que se puede encontrar una gran
cantidad de materiales didácticos; tutoriales interactivos con lo que se
muestra una presentación del proceso guiado; cuestionarios online; cursos
online en abierto; herramientas web 2.0 (podcast, e-books).
Cabe destacar que es importante
que en nuestra intervención complementemos recursos tradicionales (libros,
guías didácticas, cuadernos de trabajo…) con recursos digitales de cara a
ofrecer oportunidades variadas y diversas para trabajar, posibilitando, así, la
obtención de los objetivos planteados.
En este punto, podría decirse que
un recurso o herramienta TIC se adecúa a un propósito con el objetivo de enriquecer
y facilitar el aprendizaje. Por tanto, adquiere importancia el proceso de elección
del recurso. En el seminario que impartió Carlos Andrés Ávila en el noveno evento
Eduteka (2020) sobre recursos y herramientas TIC para la educación, expuso seis
preguntas clave para el análisis y reflexión en la selección de un recurso o
herramienta digital, a partir de la clasificación de Solomo y Schrum (2014). Estas
son:
- ¿En qué consiste el recurso o herramienta TIC? Es importante conocer los usos que se le pueden dar a un recurso. No requiere mucha reflexión, solo conocer las formas en las que se puede utilizar el recurso.
- ¿Por qué el recurso o herramienta TIC es útil para determinado aprendizaje? Aquí hay que plantearse la utilidad que ofrece el recurso para el aprendizaje, si es verdaderamente útil. Hay que tener siempre en cuenta que es la tecnología la que se debe adaptar a la necesidad o aprendizaje, no al revés.
- ¿Cuándo utilizar el recurso o herramienta TIC? Debemos plantearnos cuando se podrá usar este recurso. Por ejemplo, si se quiere utilizar el recurso continuamente porque es el de preferencia, el proceso puede saturarse y entorpecerse. También hay que considerar la persona que lo va a utilizar, ya que no es igual el período de tiempo que debe utilizarlo le educadore que le educande.
- ¿Quién está utilizando ya el recurso o herramienta TIC? La experiencia de otras personas puede proporcionar información útil en cuanto a posibles ideas nuevas para el uso de la herramienta o mismamente para saber cómo ha sido su experiencia (por ejemplo: saber si les ha aburrido a las personas destinatarias). Se debe buscar experiencias de otres profesionales.
- ¿Cómo iniciar el uso del recurso o herramienta TIC? Si las cuatro preguntas anteriores demuestran que el recurso seleccionado es el adecuado, entonces deberé plantearme cómo iniciar en el recurso. Se pueden utilizar tutoriales producidos por otras personas; aprendizaje autodidacta.
- ¿Dónde puedo encontrar más información sobre el recurso o herramienta TIC? Se puede acudir a contenidos de la propia plataforma.
Ahora bien, antes de hacer uso de
estas seis preguntas claves para elegir el recurso (de información, colaboración
o aprendizaje) más adecuado, es necesario plantear el modelo con el que se va a
trabajar. Así, Cacheiro (2011) destaca en su investigación dos modelos
tecnopedagógicos para la integración de las TIC en educación:
Modelo TPCK: este modelo centra
la importancia del conocimiento (K-Knowledge) sobre el contenido (C-Content),
la pedagogía (P-Pedagogy) y la tecnología (T-Technology). Por tanto, permite incorporar
recursos según los distintos tipos de conocimiento que intervienen en el diseño:
contenidos, pedagogía y tecnología.
El reto está en integrar el conocimiento
de los distintos elementos. Por ejemplo: utilizaremos recursos relativos a la reflexión
y creación de contenido como es el blog, a partir de la relación Contenido-Pedagogía.
Modelo EAAP de Estilos de Aprendizaje
y Actividades Polifásicas. Este modelo ofrece una gran variedad de enfoques
según la tipología de las actividades elegidas: monofásica (un estilo), bifásica
(dos estilos), trifásica (tres estilos) y ecléctica (cuatro estilos).
Por ejemplo, un recurso que
refuerza dos estilos puede ser un foro de grupo de trabajo, ya que promueve la reflexión
en la preparación de la temática y llama a la teoría en la puesta en común de
las distintas opiniones. Mientras que un recurso que favorece un conjunto de
estilos son las herramientas de edición y creación web, puesto que permite desarrollar
el ciclo del aprendizaje que corresponde a los cuatro estilos, activo,
reflexivo, teórico y pragmático.
Referencias bibliográficas
Andrés, C [Eduteka Portal Educativo]. (2020, 15 de
septiembre). Recursos y Herramientas TIC para educación – Evento Eduteka [Archivo
de video]. https://youtu.be/dvZ96L_ILhY
Cacheiro, M. L. (2011). Recursos educativos TIC de
información, colaboración y aprendizaje. Pixel-Bit. Revista de Medios
y Educación, (39), 69-81. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=36818685007
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